6 feb 2014

el circo en mis pies





por las noches, cuando me acostaba, soñaba con esas ciudades y lugares de los que mi madre me hablaba cuando volvía de sus giras con el ballet.  países en los que el cielo sólo tenía nubes rosas y playas en las que, entre la arena, crecían flores de todos los colores. por todo eso,  para mi, lo más importante de su vuelta, además de ese olor como a polvo de talco que siempre la envolvía,  eran  las historias que traía escondidas en los  bolsillos de sus faldas, o debajo de las solapas de aquellos abrigos largos tan preciosos que usaba.  así, con esas historias, fue cómo, sin saberlo empecé a volar.




mamá era como la chistera de un mago. de ella siempre salían sorpresas.  a veces era una canción en un idioma raro (sospecho que inventado), otras un cuento o una comida exótica que improvisaba en la cocina de la abuela. hasta que un día, llegaron las aletas.

fue un año en el que no paró de llover…la lluvia llegó a principios de verano y no se fue hasta que la nieve ocupó su lugar. la abuela cosió más que nunca. yo creo que era para olvidarse de que el sol había dejado de existir.  mamá llegó un amanecer empapada por la lluvia. me entregó un paquete envuelto en papel de seda rosa, un rosa como los tutús que ella usaba sobre el escenario.  mis hermanas y yo estábamos enamoradas de aquellos tutús. a veces, muy pocas, nos dejaba probarnos alguno y entonces era fiesta. nos volvíamos locas y empezábamos a saltar por toda la casa imitando, malamente, los pasos que ella hacía en sus funciones. era imposible. nosotras no sabíamos volar.



aquel día cuando abrí el paquete no creía lo que estaba viendo: unas aletas azules con estrellas doradas. parecidas a las que mis hermanas y yo usábamos en nuestros veranos en el mar negro.  pruébatelas vova, me dijo, son para volar.  hasta ese día yo creía que las aletas sólo servían para ser más veloz en el agua, o para asustar a las gaviotas que a veces se acercaban al mar. me las probé, y era como tener un circo en los pies. mamá me explicó que sólo tenía que prestar un poco de atención. y que entonces podría caminar por los tejados de toda rusia y del mundo entero. y así fue como empezó todo….



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